El nuevo edificio se sitúa junto a un arroyo que represamos formando un lago. Hasta hace unos años era un paraje de huertas y prados en torno al casco monumental. Se concibió el proyecto en relación con la naturaleza y nos propusimos hacer una arquitectura basada en los invariantes de la arquitectura gallega. “Aquellos grandes muros de piedra”, era el lema del proyecto en el concurso y expresa la admiración con que en nuestra juventud recorríamos las calles santiaguesas, al pie de aquellos muros conventuales de sillería, oscuros y sombríos, animados con el toque delicado de las galerías acristaladas. El edificio, del lado de la plaza ya existente del Burgo de las Naciones, es cerrado y precedido de un soportal de carácter más urbano; en el lado opuesto la fachada se abre al paisaje y tiene un carácter más natural de praderas y arbolado. Utilizamos granito en sillares de 16 cm. de espesor como manifestación de potentes muros, que gravitan con pesantez, entre los que destaca el volumen dominante del escenario que aligera su boca con un gran arco de descarga de tres órdenes de dovelas. Una sala principal de auditorio de 1.000 plazas y otra de 400, junto a una gran sala de exposiciones, cafetería y zona de seminarios son los usos más significativos del programa.
Julio Cano Lasso